Había una vez un elefante, una jirafa y una gallina que fueron a hablar con Dios.
Entra el elefante y Dios le pregunta:
—¿Qué te pasa, hijo mío?
El elefante le dice:
—Señor, es que estoy cansado de esta trompa tan grande, todos se burlan de mí.
Dios le dice:
—Pero, hijo, debes estar agradecido, porque con ella puedes recoger mucha agua para beber.
Sale el elefante todo contento.
Entra la jirafa y Dios le pregunta:
—¿Qué te pasa, hija mía?
La jirafa le dice:
—Señor, es que estoy cansada de este cuello tan largo, todos se burlan de mí.
Dios le dice:
—Pero, hija, debes estar agradecida porque gracias a él puedes recoger los frutos de los árboles más altos para comer.
Sale la jirafa contenta.
Entra la gallina y le dice a Dios:
—¡A mí sí que no me venga con bobadas, o me agranda el trasero, o me achica el huevo!
😄 😄 😄
Dos polluelos que acaban de salir del cascarón.
—¡Ah!, qué bello es estar aquí fuera. ¿Qué te parece, mi estimado compañero, si nos vamos a aquel árbol con ramas altas y desde allí disfrutamos de la vista de la pradera?
—Anda, déjate de rollo, tronco, y vamos al supermercado a ver gallinas desnudas.
😄 😄 😄
—Papá, ¿por qué el gallo canta tan temprano?
—Porque más tarde las gallinas se despiertan y ya no consigue hacerse oír.
😄 😄 😄
—Doctor, doctor, mi mujer cree que es una gallina.
—Bueno, pues traigala a ver si la curo.
—¡Sí, hombre, con la falta que nos hacen los huevos!
😄 😄 😄
—Mamá, mamá, en clase me llaman gallina.
—Pues, hijo, qui quiri qui ti diga.
😄 😄 😄